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Transportando gallinas

Ca. 1960

Descripción: Francisco Angusto, transportando gallinas, pasar por delante de casa Inacio.

Entre los elementos de la arquitectura tradicional que se conservan en Secastilla destacan un conjunto de puertas construidas con ladrillo macizo y que se rematan con arco rebajado.

La puerta es la abertura que comunica la casa con la calle y su diseño y construcción dependen de dos factores determinantes: su funcionalidad y la tipología de la casa. Por ella acceden al patio las personas, los animales (generalmente las caballerías) y se descargan algunos productos agrícolas. Comunica directamente con la primera estancia de la casa, el patio, desde donde se solía acceder al corral de las mulas. Si las dimensiones de la fachada y la altura del primer piso lo permitían, solían tener un vano que facultaba la entrada a las caballerías aparejadas y cargadas con los cobanos. En algunos casos, y ya hacia los años 50 del pasado siglo, los patios sirvieron de garaje para los carros y, posteriormente, para los vehículos.

El primer tipo de puertas se ubica en casas de grandes dimensiones, que solían corresponder con la casas con mejores patrimonios. Tenían unos dos metros y medio de anchura y se remataban con arco de medio punto. Estaban construidas con sillares en las jambas y con dovelas en el arco o con ladrillos en ambas partes. Entre las primeras recordamos las de Casa Altemir, Casa Chantorres, Casa Pascual y Casa Turmo y, entre las segundas, las de casa Arnal y Casa Miranda. En todos los casos los vanos se cerraban con una doble puerta de dos paños centrados al eje de la abertura siendo uno de mayor tamaño y enmarcaba con una moldura la puerta por la que se accedía habitualmente. En todos los casos tenían tres filas de clavos de cabeza cuadrada adornada con incisiones, ubicados de forma romboidal sobre los tres travesaños horizontales que armaban la estructura de la puerta. Pueden ser datadas hacia la mitad del siglo XVIII.

Otra tipología de puertas son las rematadas con dintel y se corresponden a casas de muy diversa tipología, siendo predominantes en las de reducidas dimensiones.

El tercer tipo, se corresponde a las puertas rematadas con arcos rebajados construidos con ladrillo. Entre ellas hay dos subgrupos: unas más arcaicas en las que el despiece del arco es irregular y de tosca factura y cuya construcción se corresponde con la de la propia casa. Fueron las más generalizadas y se conservan como ejemplos las de las casas viejas de Castán (hoy de El Panadero), El Cariño y Franco. En el segundo subgrupo el arco está perfectamente trazado y se apoya sobre jambas construidas en igualmente en ladrillo macizo. En la mayoría de los casos la puerta se protege de la lluvia con una moldura a modo de cornisa y, en el caso de Casa Inacio, el ladrillo se extendía a toda la planta baja de la fachada. El vano se cerraba con una puerta de dos hojas verticales de dimensiones casi siempre desiguales, siendo la más grande la usada habitualmente como acceso. Como las primeras, también tenían tres filas de clavos, pero, en este caso, de cabeza redonda y sin adornar. Servirían de ejemplo para esta tipología las puertas de Casa Mariana Casa Mons y Casa Rausa. En los otros casos, los elementos de carpintería no son los originales. Por su perfecta factura y acabado, pueden situarse en la primera mitad del siglo XX, coincidiendo con la construcción de la chimenea de la tejería, obra de albañiles valencianos.

Pocas puertas quedan fuera de estos tres grupos pero, entre ellas cabría destacar la de Casa Franco, construida, en su factura original, enteramente con sillares y arco rebajado y la de Casa Ruata, con jambas de sillares y un magnífico arco de ladrillo.

Botiguero, febrero de 2013