Se realizan bailes y todo tipo de actividades lúdicas y festivas. Uno de los actos más populares es la tradicional ronda baturra, que da inicio a las fiestas. Actualmente es la fiesta más concurrida, aunque las fiestas patronales, que antaño eran las más vistosas, son las que se celebran en abril en honor de San Pedro de Verona.
El origen de la fiesta de San Joaquín está en una de las varias romerías que los vecinos de Secastilla realizaban a al ermita de Torreciudad, tal y como se relata en el libro "Secastilla, recuerdos y vivencias":
"El día 15 de agosto, el de la Virgen María, se celebra la romería a Torreciudad, ermita que se asienta en el término de Bolturina. Antes de la construcción del nuevo monasterio en el año 1975, a la Virgen de Torreciudad se le profesaba una gran devoción en los pueblos de Secastilla, Bolturina, Ubiergo, El Grado, Artasona, La Puebla de Castro y Coscujuela, y era frecuente ver también gentes de Barbastro y de otros pueblos del Somontano, por lo que había una gran afluencia de romeros. El calor sofocante del camino se mitigaba con el agua del pozo situado poco antes de la explanada que separaba la ermita y el viejo castillo. Para la comida que se celebraba después de la misa, los de Secastilla podían hacer valer su derecho a utilizar la cocina de la casa del ermitaño y a disponer de asiento en el comedor. Esta casa estaba a la izquierda de la iglesia y tenían un corral. El culto a la Virgen y la manutención del ermitaño, su familia y su casa eran costeados por los donativos de los fieles, entre los que destacaban los hermanos de Torreciudad por la importancia de sus aportaciones. Como sucedió en otros lugares, cuando estalló la Guerra Civil la ermita fue saqueada y sus bienes y los de casa del ermitaño vendidos en pública subasta en la plaza de Secastilla. Poco podían imaginar sus salteadores que durante la restauración, promovida por el Opus Dei, aparecería un importante tesorillo de monedas de oro escondido en dos pucheros de barro que estaban en las bóvedas."